Los sorrentinos: la pasta argentina por excelencia
Es una hecho que pocos saben pero los sorrentinos fueron inventados acá en Argentina. El día de hoy queremos contarles su historia y celebrar uno de tantos de nuestros exquisitos platos nacionales.
Los sorrentinos se destacan como un símbolo de identidad y sabor. Aunque su nombre remite a la región de Sorrento, en Italia, en las orillas de la Costa Amalfitana, la verdad es que esta pasta rellena no existe ahí ni en ninguna otro pueblo, ciudad en Italia. Los sorrentinos son un invento genuinamente argentino, fruto de la fusión entre la tradición italiana y nuestra creatividad criolla.
Este plato nació en Mar del Plata, donde inmigrantes italianos, principalmente de la región de Sorrento, comenzaron a experimentar con los ingredientes que tenían a mano. Así, entre la harina, el huevo, la ricotta y el jamón cocido, crearon una masa fina que envuelve un relleno generoso y sabroso. A diferencia de las pastas del norte de Italia, que suelen elaborarse solo con harina y huevo, o las del sur, que se preparan principalmente con sémola, los sorrentinos argentinos tienen características propias y una forma precisa de elaboración que les otorga identidad.
Los sorrentinos de La Quilmeña son un verdadero clásico de la mesa familiar. Hechos a mano, como los primeros sorrentinos allá en Mar del Plata. Son versátiles y generosos combinan a la perfección con todo tipo de salsas, desde las más tradicionales hasta las más sofisticadas. Un plato artesanal, casero y lleno de sabor que convierte cada comida en una ocasión.
Con el paso del tiempo, los sorrentinos se han convertido en un plato omnipresente en la gastronomía argentina, presente en bodegones, casas de comidas, restaurantes gourmet y, por supuesto, en la mesa familiar. Su popularidad ha traspasado fronteras y ha ganado reconocimiento internacional, siendo destacados como uno de los mejores tipos de pasta en varios rankings gastronómicos.
Más allá de su sabor, los sorrentinos representan una historia de migración, adaptación y orgullo local. Son el testimonio de cómo una comunidad italiana supo reinventar una tradición para darle vida a un plato nuevo que hoy es, sin duda, parte esencial de la cultura culinaria argentina.
